En los próximos años pueden producirse cambios en las normas de conducir.
El (RAC) ha publicado su propuesta enfocada a Visión Cero, el proyecto internacional puesto en marcha en 1995 y que se plantea el ambicioso objetivo de un tráfico de vehículos sin víctimas en el plazo de tiempo lo más corto posible.La contribución del RACC apunta a una veintena de nuevas medidas para su análisis, discusión y posible implementación, que podrían estar en marcha en 2020 y que servirían para “avanzar de forma decidida hacia la visión cero víctimas”.Las ideas lanzadas desde este autoclub conciernen a todos los implicados en la circulación (automovilistas de cualquier edad, motoristas, ciclistas y peatones), así como al resto de los factores que pueden influir en un accidente: vehículos, carreteras, velocidad, alcohol, drogas y distracciones.
Según el RACC, se trata de medidas de aplicación factible y viable, aunque algunas de ellas supondrían cambios significativos en la realidad de nuestras calles y carreteras. Estas son las 20 novedades que podrían modificar el escenario de la circulación en España en los próximos años.
Puesta en marcha un sistema que facilite la obtención del permiso de conducir de forma gradual. Se autorizaría la conducción desde los 17 años siempre acompañado de otro conductor mayor de edad y con limitaciones iniciales en el uso del vehículo, como la circulación nocturna o el número de ocupantes.
Trabajar en la búsqueda del equilibrio entre el derecho a la movilidad y la seguridad de las personas mayores. Se promoverían instrumentos de autoevaluación sobre la capacidad de conducción y se incrementarían el rigor de las pruebas de aptitud realizadas a automovilistas que superen los 75 años.
Potenciar las campañas de sensibilización masivas dirigidas especialmente a peatones mayores de 75 años, sobre todo en ciudad.
Crear infraestructuras que mejoren la seguridad de los ciclistas, principalmente carriles segregados de suficiente anchura, además de otros unidireccionales que reduzcan el riesgo de accidente con el resto de los usuarios.
Incrementar las exigencias a los ciclistas sobre el cumplimiento de las normas del código de circulación, incluyendo el uso del casco, con la intención de mejorar la convivencia de las bicicletas con el resto de los vehículos y los peatones.
Establecer de forma progresiva un sistema de responsabilidad civil obligatoria para los ciclistas, un seguro en línea con los ya instaurados en otros países europeos.
Implementar un sistema selectivo de intercambio parcial de sanciones por cursos de conducción, buscando mejorar la actitud de los conductores con más riesgo.
Poner en marcha un examen para los poseedores del carnet B (turismos) que quieren conducir motocicletas de hasta 125cc, las correspondientes al permiso A1. Tendría un coste reducido y permitiría monitorizar la evolución de la siniestralidad de los conductores del conocido como permiso B+3 (en referencia a los tres años de antigüedad que son necesarios para poder utilizar motos de esa cilindrada y potencia).
Realizar campañas de concienciación dirigidas especialmente a motoristas hombres, mayores de 40 años y que circulen con preferencia por carretera, como grupo de riesgo bien identificado.
Instaurar un sistema de formación continuada de los conductores que mejore sus aptitudes y actitudes al volante. En el mismo sentido, avanzar en la comunicación entre las autoridades de tráfico y las sanitarias para dar una respuesta más eficaz a los diferentes grupos de riesgo, siempre respetando la privacidad de los afectados.
Revisar de forma sistemática los límites de velocidad, buscando la máxima coherencia entre el tipo de vía y el tráfico que soporta. Una propuesta que debería ir acompañada de la mejora de la señalización correspondiente.
Implantar la tasa cero de alcoholemia para los conductores profesionales y para los principiantes durante sus dos primeros años al volante.
Promover el bloqueo de teléfonos móviles durante la conducción, además de implantar una certificación oficial y específica para las aplicaciones compatibles con la conducción.
Eliminar el impuesto de matriculación para fomentar la renovación del parque móvil. Enfocar la fiscalidad del automóvil más hacia el uso del vehículo que a su mera posesión.
Impulsar la obligatoriedad del freno de mano de accionamiento automático en todos los coches nuevos dentro del ámbito de la Unión Europea.
Todas las motos deberían disponer de sistema antibloqueo de frenos (ABS), incluyendo las de una cilindrada inferior a 125cc (en el resto ya es obligatorio desde este año).
Intentar que en 2020 el 80% del tráfico circule por vías catalogadas de tres estrellas o superiores, lo que supondría acometer un mantenimiento preventivo de las mismas en detrimento del reactivo, que es la tendencia en la actualidad (sólo se reparan los desperfectos cuando se producen, sin anticiparse al deterioro inevitable en el tiempo de las carreteras).
Las vías urbanas deben mejorarse para llevar a cabo su adecuación a su uso funcional, con particularidades diferentes a las del resto.
Desviar de forma obligatoria la circulación de vehículos pesados hacia autovías y autopistas, abandonando siempre que sea posible las carreteras convencionales.
Abogar por una política integral de la señalización vial, con una coherencia basada en auditorias independientes que señalen las carencias en la misma.
Fuente (EL MOTOR)